Son numerosas las especies de aves que encuentran abrigo y alimento en el Jardín Botánico y se adaptan al clima de la montaña.

Muchas de ellas son aves insectívoras trogloditas (viven en agujeros como las cajas nido) que mantienen a raya las poblaciones de insectos para que estos no causen desequilibrios en el ecosistema.

Entre las más habituales podemos encontrar al Chochín (Troglodytes troglodytes), Carbonero común (Parus major), Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), todas ellas pequeñas aves de entre 9 y 20 gramos de peso, pero que a lo largo de una primavera alimentando a sus proles pueden llegar a consumir hasta 5 Kilos de insectos.

También podemos observar fácilmente al Mirlo común (Turdus merula), Arrendajo (Garrulus glandarius) Agateador europeo (Certhia brachydactyla) o Petirrojo (Erithacus rubecula) además de otras muchas especies dependiendo de la estación del año.