Puerta de la Tobalina
El “arco de la Tobalina” es una de las seis puertas del recinto amurallado que aún se conservan en Aguilar. Data del siglo XIV, daba acceso al “barrio de las Tenerías” (donde tenían sus talleres los artesanos que trabajaban las pieles) y destaca en su factura su arco apuntado y su cargadero de madera. Muy probablemente recibe su nombre de la piedra caliza de tipo “toba” que abunda en la construcción de las viviendas aledañas.
En el interior se encuentra lo que durante casi un siglo fue el barrio judío o “aljama” de Aguilar de Campoo, uno de las más importantes de la provincia de Palencia por su número, por su actividad económica y por su implantación en el territorio. Sin embargo, los testimonios para su conocimiento no son abundantes, aunque se tiene constancia de la presencia judía en la villa desde, al menos, el siglo XII.
Hay que señalar, no obstante, que la judería no siempre estuvo ubicada junto a la “puerta de la Tobalina”. Parece ser que en un primer momento esta judería estuvo situada en el actual “barrio del Pozo”, detrás de la plaza de España, en el entorno de lo que hoy se conoce como la plaza de la Compasión. Es más, algunos de los restos aparecidos recientemente parecen indicar que allí pudo encontrarse la sinagoga que serviría de lugar de culto para este colectivo de la población. Sin embargo, una serie de graves sucesos cambió esa situación.
En primer lugar, el saqueo de la judería de Aguilar por parte de Eduardo de Woodstock, primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra y conocido como el Príncipe Negro, durante la guerra entre Pedro I y el futuro Enrique II, su hermanastro, a mediados del siglo XIV.
Y, en segundo lugar, las revueltas antijudías que afectaron a toda Castilla en 1391 y que conllevaron asesinatos, robos, agresiones, conversiones forzosas, etc. Todo ello supuso que se decidiera cambiar de ubicación la judería, siendo trasladada a las cercanías de la puerta de la Tobalina, pues este era un lugar en el que se les podía proteger en un barrio propio. Una decisión similar a la que se tomó por las autoridades en toda Castilla como medio para defender a los judíos, quiénes dependían directamente del rey. Es muy probable que la actual ermita de Nuestra Señora del Portazgo, situada en los soportales de la plaza, fuera su sinagoga.
Por último, habría que decir que este emplazamiento ya no estaba ocupado por los judíos en el momento de su expulsión en 1492, pues habían sido trasladados fuera de las murallas, al actual barrio del Soto, donde se ubicaban entonces las tenerías en las que trabajaban y curtían las pieles.
Actualmente nada queda de su arquitectura ni de su entramado, pero sí que se puede observar un conjunto de viviendas particulares construidas con elementos tradicionales de la comarca, como el ladrillo, la madera y, especialmente en algunos edificios, la piedra de toba.
Tipo de actividad :
Accesible para personas de movilidad reducida
Patrimonio Cultural
Turismo Familiar
Audioguía :


